La población sufre mientras la ayuda prometida para la COVID-19 desaparece
La corrupción se apropia de ayuda humanitaria y económica crucial destinada a ayudar a las personas más vulnerables
Illustration by Sheyda Sabetian
Durante la pandemia de laCOVID-19, cerca de la mitad de la población mundial se ha quedado en casa para combatir la propagación del virus.
Los Gobiernos prometieron un estímulo económico de billones de dólares para ayudar a aliviar la miseria, pero en muchos lugares la corrupción está impidiendo que la ayuda llegue a quienes más la necesitan.
Recientemente, más de 1.800 personas se pusieron en contacto con los centros de Asesoría Legal Anti-Corrupción (ALAC) de Transparencia Internacional, para denunciar 1.500 casos de corrupción y otras irregularidades relacionadas con la pandemia de la COVID-19. Nuestros ALAC ofrecen servicios gratuitos y confidenciales a las víctimas y testigos de corrupción en más de 60 países en todo el planeta.
Sus informes revelan un alto grado de corrupción en la distribución de la ayuda destinada a la COVID-19.
Ayuda humanitaria perdida a causa de la corrupción
Algunos países no han sido capaces de presentar criterios claros sobre quién exactamente reúne las condiciones para recibir ayuda económica, mientrasque otros han sido poco transparentes y no han rendido las debidas cuentas sobre la distribución de dicha ayuda. Gracias a esto, funcionarios corruptos han logrado enriquecerse y enriquecer a sus partidarios políticos a expensas de los beneficiarios previstos.
Sin la ayuda prometida, muchas personas no pueden cumplir las medidas sanitarias de confinamiento que les protegen, y se ven obligadas a salir de sus hogares para ganar dinero y poder comprar alimentos, lo que las pone tanto en riesgo de contraer el virus como de tener problemas con la policía.
Sri Lanka: Una comunidad que desesperadamente espera la ayuda
En marzo, el Gobierno de Sri Lanka anunció un pago único de 5.000 rupias para las familias con bajos ingresos, las personas ancianas y aquellas con discapacidad.
Sin embargo, el Gobierno encargó a los cónsules locales la distribución de los fondos, sin haber establecido mecanismos claros de trazabilidad o de rendición de cuentas. Algunos cónsules dicen que el Gobierno nunca les entregó dinero para distribuirlo. Otros eran sencillamente desorganizados o ineficientes y nunca orientaron el dinero hacia los fines previstos. En un caso se alega que un funcionario local se apropió del dinero que debía distribuir a familias de bajos ingresos.
En abril de 2020, el personal de Shelter for Integrity (el ALAC de Sri Lanka) supo de40 personas que no habían recibido la ayuda a la que legalmente tenían derecho. Veintiocho casos procedían de tamiles de una sola provincia en el norte de Sri Lanka.
El ALAC se puso en contacto con el cónsul para resolver el problema, pero la respuesta fue que ya era demasiado tarde para entregar ayuda a nadie. El ALAC ayudó entonces a las 28 personas a redactar una carta oficial destinada a la secretaría de división, el siguiente nivel de Gobierno por encima del cónsul local, para informar de que la ayuda no había sido entregada.
La secretaría de división actuó rápidamente: destituyó al cónsul y las 28 personas recibieron la ayuda que necesitaban para hacer frente a las consecuencias económicas de la pandemia de la COVID-19.
Los informes revelan que los problemas ocurren en todo el mundo
Al comienzo de la pandemia, países como Afganistán y El Salvador recibieron cientos de millones de dólares en ayudas y préstamos de naciones ricas e instituciones internacionales pero, sin transparencia, los funcionarios corruptos se han llenado los bolsillos mientras los ciudadanos y los trabajadores sanitarios se enfrentan a escasez y dificultades cada día.
Nigeria también recibió millones de dólares en ayuda humanitaria internacional. En su momento anunció varios programas nuevos para ayudar a la población durante la paralización de la economía, que incluían la distribución directa de alimentos y dinero en efectivo a millones de hogares vulnerables.
El Gobierno nigeriano afirmó que todos los ciudadanos recibieron ayuda, pero muchas personas afirman que eso es sencillamente falso. Un ALAC nigeriano recibió una denuncia anónima de una persona cuya ciudad no recibió ayuda gubernamental. Relatos similares han circulado en las noticias nigerianas y en las redes sociales.
En Palestina, 16 personas se pusieron en contacto con el ALAC para acceder a ayuda económica, médica y alimentaria.
Aún más personas buscaron ayuda en Zimbabwe, donde varios ALAC recibieron cientos de solicitudes de personas que buscaban ayuda para rastrear la ayuda no entregada.
El Gobierno de Zimbabwe no hizo pública la información sobre cómo distribuyó alimentos y dinero durante la pandemia. Algunos políticos locales exigieron sobornos para registrar a los ciudadanos en las listas para recibir ayuda, mientras que otros solo registraron a sus partidarios políticos para que recibieran ayuda crítica.
Nuestro capítulo de Zimbabue demandó judicialmente al Gobierno para averiguar exactamente dónde se destinó el dinero y qué áreas siguen siendo las más necesitadas de ayuda.
Ruanda: Una familia padece hambre
El ALAC ruandés recibió decenas de llamadas de personas que necesitaban apoyo para obtener la ayudaque les correspondía.. Los funcionarios locales encargados de distribuir alimentos y la ayuda económica a veces de hacer frente al aumento masivo de las necesidades.
En una llamada, una mujer aseguró que no había podido alimentar a sus cinco hijos durante dos días; trabajaba normalmente como vendedora ambulante de verduras y vegetales, pero perdió su medio de vida cuando el país ordenó el bloqueo a finales de marzo.
El ALAC se puso en contacto con el secretario ejecutivo local, quien revisó los registros y confirmó que la mujer y sus hijos debieron haber recibido ayuda; a partir de entonces recibió arroz, maíz, frijoles, aceite y otros alimentos.
Luchar al mismo tiempo contra la COVID-19 y la corrupción
Los Gobiernos que piden a sus ciudadanos que permanezcan en casa también tienen la responsabilidad de ayudarlos con las dificultades que eso conlleva.
Por el contrario, muchos están haciendo la vista gorda mientras funcionarios corruptos privan a las personas de la ayuda que tanto necesitan.
La corrupción afecta de manera más importante a los grupos vulnerables, como las mujeres, los ancianos y las personas que viven en la pobreza. Muchas de estas personas viven en condiciones precarias y no pueden quedarse en casa sin alimentos ni ayuda económica.
Cuanto mayor sea la desesperación delas personas, mayor será la probabilidad de que propaguen la COVID-19, ya que se ven obligadas a violar las medidas de bloqueo para mantener a sus familias.
Los Gobiernos que quieran contener el virus también deben contener la corrupción. Transparencia Internacional les insta a tomar las siguientes medidas:
- Crear y publicar criterios claros para los programas de ayuda relacionados con la COVID-19.
- Distribuir alimentos y ayuda económica con plena transparencia y rendir cuentas.
- Asegurarse de que haya mecanismos de denuncia seguros, para que los ciudadanos puedan denunciar irregularidades en el gasto público relacionado con la respuesta a la COVID-19.
- Investigar todos los casos de corrupción denunciados a las autoridades y sancionar todas las infracciones.
- Proteger a las personas que denuncien infracciones en sus comunidades.
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